Así es, querida Flor. Tenemos que aprender los ritmos de Dios, que de entrada nos parecen lentos, al menos en mi propia experiencia. Pero luego, resultan ser los más adecuados teniendo en cuenta el estado de las almas y las circunstancias. Dios es sabio y por eso podemos abandonarnos contentos en sus divinas manos, a modo como un niño pequeño abandona todo su cuidado en manos de sus papás. Callar y sentir el silencio...¡qué grande lección si logramos aprenderla! Silencios de Dios elocuentes, sí, totalmente de acuerdo contigo. Gracias, un abrazo cariñoso
Sí mi hermana! Aceptar la pobreza de su silencio y a veces sentir sequedad. Pero él si que se encuentra en ese silencio. Hay que aprender a mantenernos orantes en todo momento.
Así es, querida Flor. Tenemos que aprender los ritmos de Dios, que de entrada nos parecen lentos, al menos en mi propia experiencia. Pero luego, resultan ser los más adecuados teniendo en cuenta el estado de las almas y las circunstancias. Dios es sabio y por eso podemos abandonarnos contentos en sus divinas manos, a modo como un niño pequeño abandona todo su cuidado en manos de sus papás. Callar y sentir el silencio...¡qué grande lección si logramos aprenderla! Silencios de Dios elocuentes, sí, totalmente de acuerdo contigo. Gracias, un abrazo cariñoso
ResponderEliminarSí mi hermana! Aceptar la pobreza de su silencio y a veces sentir sequedad. Pero él si que se encuentra en ese silencio. Hay que aprender a mantenernos orantes en todo momento.
ResponderEliminarGracias hermana
Y me gusto mucho la imagen! :)
ResponderEliminarBella immagine e pensiero stupendo.
ResponderEliminarBuona serata
Paso a saludarte y desearte un muy feliz domingo de la Santísima Trinidad, nuestro Amor.
ResponderEliminarUn abrazo fraterno