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“El alma silenciosa es fuerte; ninguna contrariedad le hará daño si persevera en el silencio. El alma silenciosa es capaz de la más profunda unión con Dios; vive casi siempre bajo la inspiración del Espíritu Santo. En el alma silenciosa Dios obra sin obstáculos.”
¡cómo me gustaría ser un alma silenciosa!... Más me veo inmersa en el ruido, el mundo, en medio de personas que parece que no buscan a Jesús, se diría que no lo necesitan, más en ocasiones veo que hasta lo más alejados buscan ser amados, y sin saber muy bien por qué, se acercan y el Cristo que vive en nosotros, se conmueve y comparte su Ternura en nosotros con ellos... Hambrientos de amor divino...¡qué Misterio tan grande!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, hermana Flor
Benditas almas, afortunadas! Cuanto deseo parecerme a una de ellas, perseverar...mas me veo tan pequeña e indigente, que solo pido a Jesús, mire mi nada.
ResponderEliminarMuchas gracias. Santo domingo. Un fuerte abrazo.
Que dificil resulta permanecer en el silencio cuando se está rodeada de infinidad de "ruidos" que distraen continuamente e impiden practicar ese silencio tan necesario.........también es verdad que a veces arrojamos lejos el silencio por parecer mucho más atractivo cualquier "ruido" que se presente.Besicos
ResponderEliminarFlor, me has llenado de paz, muchas veces en el silencio que es solo mío y precede al sueño, hablo con Jesús, como si yo llegase al sagrario de la ermita de mi pueblo y con toda humildad y fe, le digo ya he llegado, vuelvo como cada noche a estar cerca de ti... En el día a día hay momentos muy duros, pero es entonces cuando siempre me repito el salmo 23 que dice... El Señor es mi pastor... y entonces es como si tomase vitaminas de fortaleza.
ResponderEliminarGracias por tus palabras que llegan al alma del que tiene sed de Él. Un abrazo
Fundamental es el Santo Silencio que permanece a la Escucha del Señor. Abrazos fraternos
ResponderEliminarGracias, por cada palabra , así es solo en el silencio podemos escucharle, un abrazo fuerte.
EliminarAsí es, para escuchar a Dios necesitamos el silencio y quedarnos quietos, además de meditar en su palabra. Bendiciones. Un abrazo
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